Cuando el alma ya no es dual, sino separada en las personalidades de hombre y mujer, “vemos que están desnudos” desnudos de su cubierta espiritual, sienten la frialdad de la materia y la pasión de la naturaleza humana. Necesitan ropa, “así que Dios les hizo ropas de pieles”.
El sexo es el simbolismo que está aquí tipificado y la evolución de las pasiones animales de la procreación, la multiplicación y la evolución, es la entrada completa del alma en las condiciones elementales, y la espada cuidando los cuatro grandes reinos del mundo astral, son las bases de toda materia, conocido como Aire, Tierra, Agua y Fuego.
Aquí vemos que, a través de la evolución del sexo y su deseo que le acompaña de la procreación, estas ciegas fuerzas de la naturaleza encuentran su camino de expresión, el camino a la vida física en formas concretas, y el camino a la vida eterna a través de las sílfides, los gnomos, los undines y las salamandras.