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- Searching for Sugar Man, la leyenda, el documental y un destino entrelazado -


Mucho antes de que el documental "Searching for Sugar Man" desenterrara su historia para el mundo entero, Sixto Rodríguez era una leyenda viva en Sudáfrica. Sin embargo, esta leyenda se alimentaba del misterio y la tragedia.

En el país africano, Rodríguez era mucho más que un músico; era la voz de una generación que se oponía al apartheid. Sus letras, cargadas de crítica social, resonaban en los jóvenes blancos progresistas y en la población negra oprimida, quienes encontraban en su música un eco de sus propias luchas y aspiraciones. La censura oficial, que buscaba suprimir cualquier forma de protesta, solo sirvió para convertirlo en un símbolo clandestino.

Paradójicamente, mientras sus álbumes se vendían por miles y sus canciones eran himnos en bares, fiestas y protestas, la creencia de que se había suicidado en el escenario se había arraigado profundamente. Existían múltiples versiones de su muerte: algunos decían que se había prendido fuego, otros que se había disparado. Esta leyenda urbana, que se transmitía de boca en boca, cimentó su estatus de mártir y le dio un aura de autenticidad y sacrificio que pocos artistas logran.

En Sudáfrica, el nombre de Rodríguez se pronunciaba con un respeto reverencial, como el de un fantasma musical cuyo espíritu seguía inspirando. Su influencia era tan profunda que, para muchos, era tan sudafricano como el propio sol. No importaba que nadie supiera quién era, cómo lucía o si estaba vivo; lo que importaba era el mensaje de sus canciones, que había atravesado océanos y se había incrustado en el corazón de una nación en busca de un cambio.
En definitiva, su fama en Sudáfrica no era la de una estrella pop, sino la de un profeta anónimo, un fantasma con guitarra cuya música era más poderosa que cualquier dictador. El documental no creó su leyenda, sino que simplemente puso un rostro a un mito que ya había transformado a una generación.

Mientras en Sudáfrica la leyenda de Sixto seguía creciendo, a miles de kilómetros de distancia, en Detroit, dos fervientes admiradores sudafricanos, Stephen "Sugar" Segerman y Craig Bartholomew-Strydom, se embarcaron en una misión imposible: desentrañar la verdad detrás de las historias de su muerte.

Armados con la única información que tenían – los escasos créditos de sus álbumes y un profundo deseo de rendirle homenaje – comenzaron una investigación que los llevó a través de un laberinto de misterio. Buscaron en viejos archivos, contactaron a sellos discográficos extintos y hablaron con cualquier persona que pudiera haber estado remotamente conectada con el fugaz paso de Rodríguez por la industria musical estadounidense.

Su búsqueda era la de dos detectives sin experiencia, persiguiendo la sombra de un fantasma. Cada pista parecía llevar a un callejón sin salida, y la frustración crecía a medida que se enfrentaban a la indiferencia y al olvido. La idea de que su ídolo se había suicidado, y que su trágica historia estaba perdida en el tiempo, se volvía cada vez más plausible.

Lo que los impulsaba no era la esperanza de un final feliz, sino la necesidad de cerrar un ciclo, de honrar la memoria de un artista que había significado tanto para ellos y para su país. Para Segerman y Bartholomew-Strydom, la búsqueda no era por fama o fortuna, sino por la verdad de un héroe caído.

El documental nos muestra ese viaje de obsesión y devoción, una historia de fe en la música y en el poder de un mensaje que trascendió fronteras y generaciones. Nos sumerge en el proceso de cómo dos hombres, desde la punta de África, intentaron encontrar la figura real detrás del mito que había cautivado a toda una nación. Y, aunque el final es conocido, la historia nos mantiene en vilo, preguntándonos si lograrán resolver el enigma de su trágica muerte.

La trágica leyenda que rodeaba a Sixto Rodríguez era tan poderosa que el documental "Searching for Sugar Man" se construye sobre ella, usando ese velo de fatalidad como el motor de su misterio. En Sudáfrica, la gente discutía con la misma vehemencia que una verdad innegable: Sixto se había suicidado. Las versiones variaban en sus macabros detalles, pero el núcleo era el mismo: un final violento en el escenario, un último acto de desesperación. Unos afirmaban que se había prendido fuego, que las llamas de su propia ira consumieron a un genio incomprendido. Otros, con una oscuridad aún mayor, sostenían que se había disparado a sí mismo, poniendo fin a su vida frente a un público atónito.

El documental nos arrastra a esa incertidumbre, nos hace dudar y nos invita a creer en esa historia de martirio. Y es en ese punto donde la historia real cobra un giro inesperado, un eco trágico que le añade una capa adicional de drama y misterio a todo el proyecto. El director de la película, Malik Bendjelloul, el hombre que nos reveló la historia de Rodríguez, se suicidó años después de haber ganado un Oscar por su trabajo. La noticia de su muerte resonó en el mundo entero como un golpe helado, una ironía cruel que parecía emparentar su destino con el de la leyenda que él mismo había ayudado a desenterrar. Malik Bendjelloul se suicidó el 13 de mayo de 2014 arrojándose al tren en la estación de metro Solna Centrum en Estocolmo después de luchar con la depresión.

El hecho de que el director se quitara la vida añade un elemento de reflexión sombría a la película. La historia de Sixto, que habla de la lucha, del olvido y de la búsqueda de la verdad, se vuelve aún más densa, cargada de una resonancia que trasciende la pantalla. El propio documental, con su estilo artesanal y su belleza cruda, pasa a un segundo plano. Nos preguntamos lo que realmente importa es la película en sí, o la historia que cuenta, un relato tan conmovedor y tan poderoso que incluso el destino de su creador queda enredado en su propia mitología. El gran mérito del documental, que fue reconocido con el máximo galardón de la industria, reside en su capacidad de desaparecer, de dejar que la historia de un hombre olvidado sea la única protagonista, una historia que nos habla de la vida y de la muerte, y que resuena con una fuerza tan inmensa que parece haber afectado incluso a aquellos que la contaron.

"Texto original de Bloggarces, corregido y ampliado con la asistencia de una IA."



Searching for Sugar Man
Película documental de 2012 dirigida por Malik Bendjelloul.
Duracion 1:26:27

Tráiler (V.O.S.E)

Youtube (V.O)


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